miércoles, 23 de octubre de 2024

Programa "Familia y Escuela"

 

El programa Familia y Escuela

El programa Familia y Escuela ofrece una respuesta estructurada a una demanda concreta recibida por los centros a los que atendemos, que recogemos de sus evaluaciones y de sus propuestas de mejora: Aumentar y mejorar la formación, la participación y la implicación familiar, construyendo soluciones a cuatro aspectos clave: la convivencia-relaciones, los resultados académicos-fracaso escolar, el absentismo y la inclusión, áreas profundamente relacionadas y que difícilmente se pueden atender de manera aislada o como problema exclusivo de algunas familias.

El programa Familia y Escuela se elaboró por el EOE en el curso 2009/2010 con la intención de ofrecer una intervención más global y sistemática por parte del Educador Social, en coordinación con el Orientador/a de referencia de cada CEIP, formando parte del Plan Anual de Trabajo del Equipo de Orientación Educativa, tal y como se recoge en las Instrucciones, y se ofrece a los centros educativos como una actuación más del Equipo.

El desarrollo del programa, que es posible gracias a la coordinación e implicación de los equipos directivos y del profesorado que creen e impulsan esta estrategia de trabajo, se fundamenta en la “implicación, apoyo y colaboración de las familias en los procesos educativos que desarrolla la Escuela con sus hijos e hijas, a través de la dinamización y formación a grupos de Familias Colaboradoras que, mediante un voluntariado social, trabajan para la implicación y sensibilización del resto de familias, la atención y normalización del alumnado con mayores necesidades y para el desarrollo de proyectos educativos dentro de los Centros, siendo un apoyo a la labor docente.”

En este proceso distinguimos dos fases que se van retroalimentando: la creación de grupos que se transforman en equipos de trabajo y el desarrollo de proyectos mediante actividades dentro del centro educativo.

Para la creación de grupos de Familias Colaboradoras, desde nuestra experiencia, han resultado eficaces tres contextos (en función de la realidad de partida que hemos encontrado en cada centro): Las Escuelas de Madres y Padres, la dinamización de las AMPAs y la implantación organizada de la figura de Delegados y Delegadas de Familias en el Aula.

Estos grupos, formados, motivados y con capacidad de trabajo en equipo han ido generando proyectos en función de las necesidades detectadas en los centros educativos y de los intereses personales y colectivos, surgidos de las dinámicas, que se han descubierto en el propio grupo.

A la misma vez, esta estrategia genera un clima de colaboración y ayuda en toda la comunidad educativa, especialmente entre familias, que supera las estructuras, métodos, fases,…, que vamos creando, e impregna situaciones y detalles que ocurren en el día a día y que dan respuesta a problemas y necesidades cotidianas, de una manera espontánea.



En resumen, el Programa Familia y Escuela es un apoyo a los centro educativos que quieren generar nuevas respuestas a las necesidades más emergentes en estos momentos:

a.  La necesidad de que las familias se impliquen más en los procesos que se desarrollan desde el colegio y apoyen al profesorado, mejorando la comunicación y estrategias educativas comunes.

b.  La necesidad de cambiar algunas pautas educativas que las familias tienen con sus hijos/as.

c. Mejorar la motivación y aprendizaje del todo el alumnado, apoyando y promoviendo actuaciones educativas de éxito, con programas de aula y de centro, desde la inclusión.

d. Ante la disminución de recursos por ratio de necesidades dentro de los centros, ahora más que nunca hay que recuperar la capacidad de respuesta que aporta el “Desarrollo Comunitario”, generando recursos desde la participación social.

e. Continuar con los procesos de mejora de la convivencia y de reducción del absentismo escolar, que son síntomas de las necesidades sociales, familiares y personales que estamos viviendo.



A modo de reflexión...

Son numerosos los estudios, investigaciones y experiencias contrastadas que demuestran cómo el trabajo enfocado al fomento de la participación e implicación de la familia en la escuela es un factor clave para el logro de los objetivos educativos que tenemos, a la misma vez que una respuesta en sí mismo a las complejas necesidades que presentan las familias hoy en día, ofreciéndoles espacios y tiempo de atención, acompañamiento y formación. Además, cuando completamos este modelo de intervención favoreciendo una participación decisoria, evaluativa y educativa, conseguimos y facilitamos que sean estas familias colaboradoras formadas las que generen sus propios procesos de transformación en la comunidad educativa, interviniendo con alumnado y familias, acompañando al profesorado en su labor y convirtiéndose en verdaderos agentes de cambio social.

Nuestro sistema educativo no conseguirá superar sus barreras hasta que logremos una amplia implicación de toda la comunidad, de toda la sociedad en la educación. La escuela, por sí misma, por pocos o muchos recursos que tenga, no puede dar respuesta a todas las necesidades sociales, personales y familiares que, irremediablemente, aterrizan en este espacio común y de obligado paso.

Convirtamos este problema en una oportunidad. Una oportunidad para una verdadera transformación social, donde cada persona pueda aportar lo que quiera para mejorar las cosas, a la misma vez que expande su potencial.

La Escuela puede ser una oportunidad de desarrollo para cualquier miembro de la comunidad educativa, un espacio de construcción y cohesión social, y un motor de iniciativas y soluciones a los problemas y necesidades individuales y colectivos.

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